Historia de Santico
El 16 de octubre, al anochecer, Sabine Schnatz, una amiga de la Fundación, nos llama para que recojamos un caballo joven herido y abandonado en un campo frente a Sea Horse Ranch. A continuación, dejamos el remolque para traer al caballo herido de forma segura y curarlo.
A veces tenemos que actuar con discreción porque algunos propietarios de caballos no quieren que sus animales sean tratados para no tener que pagar los cuidados. A veces nos dejan curar y quieren recuperar después, por supuesto gratis. Hoy en día, Angela procede de forma diferente. Armados con la nueva ley dominicana contra el maltrato animal, cuando nos avisan de un animal en dificultades, Ángela se pone primero en contacto con el magistrado «fiscal» encargado de los asuntos públicos, con el fin de estar legalmente amparados por las autoridades y obtener el permiso para llevar al animal herido y tratarlo en la fundación sin que el propietario pueda oponerse, ni reclamarlo después.
Así que nuestro joven herido, Santico, llega por la noche a la fundación con un enorme agujero lleno de gusanos en medio de la cara, con el ojo casi fuera de la cavidad por la violencia del golpe. Inmediatamente, Ángela se pone a trabajar para limpiar la herida y ver el alcance de los daños. ¿Podemos salvarlo? La herida es muy profunda y probablemente procede de una caída en la que Santico se hirió con un trozo de madera. Está muy débil porque el campo en el que estaba pastando estaba muy seco y casi sin hierba y por supuesto sin agua.
Al día siguiente, tras un pinchazo de tétanos, comienzan los cuidados diarios y Ángela y su equipo tardarán 6 meses en recuperar a Santico en plena salud.
Hoy en día, Santico vive en un campo cerca de Perla Marina bajo la responsabilidad de Sabine Schnatz, su denunciante, que lo acogió bajo su ala.