Historia de Paloma

El lunes 18 de marzo, nuestra amiga Betsy Connors nos informa por teléfono de que una joven yegua deambula por las calles cercanas a la playa de L’encuentro con una enorme herida en la cara. Sacamos el remolque y lo buscamos para llevarlo a salvo a la fundación. Angela es la única en la región que tiene conocimientos de medicina veterinaria tradicional y natural para rehabilitar caballos lesionados tanto física como psicológicamente.

Esta herida era terrible, su ojo completamente explotado iba a causarle un sufrimiento increíble. Según Ángela, la directora de la fundación, esta joven yegua de apenas más de un año de edad, debe haber sido chocada por un coche y esto, al menos un mes antes de ser traída aquí (esto será realmente confirmado por el después)

Su ojo se perderá irremediablemente. Gracias a una combinación de buenas voluntades como la de Betsy Connors, Dorothy Maynard y algunas otras, se han reunido fondos para que Ángela traiga desde la capital, Santo Domingo, al veterinario de la Fundación, Nayib Aude, para el próximo viernes 22 de marzo.

Tras 3 días de antibióticos para prevenir cualquier riesgo de infección, punción antitetánica y desparasitación, Nayib operó a la yegua Dorothy, llamada Paloma. Fueron necesarias 3 horas de cirugía para extraer el globo ocular dañado. Paloma se mostró muy valiente y muy confiada, como si comprendiera perfectamente que lo que estaba ocurriendo le iba a salvar la vida, porque una lesión así seguramente la habría matado unos días después.

 

 

Una vez cauterizada la herida, podían empezar los cuidados diarios. Angela ya había desarrollado una pomada especial para este tipo de heridas: una mezcla de óxido de zinc, mentiol y pulpa de aloe vera, acompañada 3 veces al día de una pulverización de solución de plata coloidal.

Como caballo de la calle, además de su lesión, Paloma tenía un gran déficit de minerales y vitaminas. Así que, además de la hierba fresca y la dosis diaria de comida, se le dio un buen suplemento vitamínico Redglo.

Han pasado 20 días desde que Paloma fue operada, y los cuidados diarios de Ángela han sido tremendamente efectivos. La herida se está cerrando rápidamente y Paloma podrá por fin reclamar una vida ecuestre digna y tranquila, por supuesto después de una reeducación dirigida por Ángela para enseñarle a vivir bien con un ojo.